En su primera entrevista con los medios del Miami Open, Rafa Nadal nos ha dejado una interesante reflexión cuando le preguntaron qué le diría a los niños que sueñan con ser como él, a todos esos jóvenes que empiezan a jugar al tenis en todas las partes del mundo y sueñan con ser Rafa.
«Que no sueñen con ser Rafa Nadal, que sueñen con disfrutar del día a día que es lo más importante», a lo que añadió: “Yo nunca tuve sueños tan ambiciosos. Cuando era pequeño nunca pensé en ser Agassi, Sampras o alguno de los que veía por televisión en aquella época. Me preocupaba de entrenar bien cada día, de disfrutar de mi infancia con mis amigos. Dentro de la pista de tenis intentaba esforzarme al máximo. Es lo único que me preocupaba, pero intentaba divertirme. Un niño tiene que disfrutar pensando en el siguiente día y nada más».
Esta frase poderosa esconde una reflexión aún mucho más profunda, y que ha sido diseccionada hábilmente por el entrenador de baloncesto Jota Cuspinera: Nadal no pretende animar a los jóvenes a que no tengan ídolos, o a que no se parezcan a él (otro gesto más de humildad que habla de su grandeza); lo que nos está diciendo es más bien lo siguiente:
- Disfrutar del camino te hará no frustrarte si no consigues tu objetivo, sea cual sea (y disfrutar no implica no sufrir, y si no que se lo digan a Rafa…)
- Tienes que ser tú mismo (buscar tu esencia, lo que te hace único y diferente).
- Controla tus expectativas (las que te pones y las que otros te ponen). Es decir, no te pongas metas demasiado altas, porque te pueden llevar a la frustración.
Rafa, uno de los pocos jugadores que cree que cualquier rival puede vencerle, pero que también él puede ganarle a cualquiera (algo que muchos dicen pero no tantos piensan de verdad), es el mejor ejemplo de cómo debemos intentar mantenernos siempre en ese equilibrio que nos hace crecer: levantarnos cuando nos veamos casi hundidos (o cuando quieran hundirnos) y bajarnos un poquito cuando nos veamos tocando el cielo (o cuando otros nos coloquen allí, -algo que hace de maravilla la perla del baloncesto europeo Luka Doncic-).
No puedo estar más de acuerdo con Rafa en su planteamiento, pero creo que sí es importante tener referentes y querer parecernos, por qué no, a Rafa, o a aquellas personas que consideremos dignas de admiración y de copia.
Cuando las psicólogas Penelope Lockwood y Ziva Kunda pidieron a un grupo de estudiantes universitarios que hicieran una lista con los logros que esperaban cumplir en los siguientes diez años, los resultados fueron comunes y corrientes. Sin embargo, a otro grupo de estudiantes les pidió primero que leyeran una noticia del periódico que hablaba sobre los increíbles méritos logrados por un compañero de la universidad. Cuando hicieron su lista, los miembros del segundo grupo apuntaron mucho más alto que los primeros. Tener un modelo o referente aumentó sus aspiraciones.
No sería alocado pensar que Rafa siempre tuvo grandes aspiraciones desde pequeño. Y también tuvo referentes, sí. Él mismo ha reconocido en varias ocasiones que Carlos Moyà fue uno de sus ídolos de la infancia y el propio Moyà se convertiría en su mentor cuando Rafa comenzó a despuntar en la isla. Sin embargo, cuando los récords de precocidad no paraban de llegar a la vida de Rafa, ya se encargaba su tío Toni de mantener sus pies firmes en la tierra.
Y es que la labor de los padres (o familiares en el caso de su tío Toni) juega un papel clave a la hora de gestionar expectativas y buscar referentes. ¿Qué podemos hacer como padres/entrenadores para que nuestros hijos/pupilos encuentren esos referentes tanto en el deporte como en cualquier otra disciplina?
Lo primero es tener clara una cosa: esos mentores no seremos nosotros. Sí, como padres somos el primer referente de nuestros hijos, pero la idea es que no seamos el primero y último… El padre de la humorista Lizz Winstead nos dejó un buen ejemplo de ello cuando vio que su hija hizo pública su opinión política –contraria a la de su padre-, y le dijo a su hija: “He metido la pata. Te crié para que tuvieras una opinión formada y se me olvidó decirte que tenía que ser la mía…”.
¿Estamos dispuestos como padres a que nuestros hijos piensen diferente a nosotros?
A veces resulta casi impensable pensar que nuestros hijos sean de otro equipo de fútbol o voten a otro partido…Muchos lo consideran incluso una traición familiar… ¿Debe ser su aspiración cumplir nuestras expectativas o crear las suyas propias?
Si como padres o entrenadores queremos animar a nuestros hijos a que sean únicos, ampliar su mirada y que se conviertan en la mejor versión de sí mismos, debemos ser valientes y permitir que encuentren sus propios referentes en diversos ámbitos para que se enriquezcan más. Y animarles a cuestionarse todo, incluso aquello que les decimos nosotros…
– ¿Y si no encontramos a ese mentor o mentores?
Encontrar un mentor no siempre es fácil, pero podemos hallar inspiración en pequeñas acciones, como por ejemplo, a través de los libros, leyendo las biografías de personalidades históricas, leyendo la biografía del propio Rafa Nadal o el libro de su tío y entrenador, Toni, o simplemente disfrutando juntos de sus partidos y de cómo Rafa da todo lo que tiene en cada punto.
Me uno a Mireia Belmonte y tantos otros en tener a Rafa como referente e insisto: no nos parezcamos a Nadal, seamos Nadal. Seamos esa persona que da todo lo que tiene en cada cosa que hace. Haciendo esto, quien sabe si quizá algún día acabemos superando al maestro como hizo Rafa con el propio Moyà. ¿Acaso no consiste en eso la evolución?
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