Si hay un mes de cambios en nuestro calendario ése es septiembre, ya que como compartía en instagram, es sin duda un mes especial y diferente a los demás.

Hay un término que refleja muy bien la filosofía del cambio, se trata de la palabra japonesa henko.

Más que una palabra, henko es un concepto mucho más rico, ya que significa “cambio desde dentro y sin retorno”. Cuánta sabiduría recogida en sólo cinco letras…

Adoptar la filosofía henko consiste en avanzar sin vuelta atrás, en lograr cambios transformadores que nos van a hacer convertirnos en una mejor versión de nosotros mismos.

La palabra está compuesta por el vocablo Hen, que significa cambio, y , que significa “con una luz diferente”. El concepto nos ayuda a entender que todo está en constante cambio y que nuestras percepciones, la manera en la que vemos las cosas, también lo están.

A veces somos los dueños de este cambio transformador (como cuando decidimos empezar a hacer deporte después de mucho tiempo sin practicarlo) y en otras (muchas) ocasiones el cambio nos viene dado (como cuando nos vemos en un cambio laboral forzoso), pero lo importante no es si hemos elegido o no ese cambio, sino si somos capaces de crecer con (en) él.

Para adoptar la filosofía Henko debemos abordar antes lo que la economista y profesora de London Business School Herminia Ibarra denomina la paradoja de la autenticidad.  Ibarra defiende que “ser fiel a uno mismo” no es un concepto estático, sino que vamos evolucionando gracias a la experiencia, descubriendo aspectos de nosotros mismos que no seríamos capaces de percibir a través de la introspección.

Según Ibarra, nada como como empezar un proyecto nuevo para conocernos mejor:

“Sé quien soy cuando veo lo que hago”

 

“Ser tú mismo/a no significa que no puedas cambiar. Ser auténtico/a implica evolucionar, aprender y crecer con los nuevos tiempos y los nuevos retos que uno mismo se impone. Debemos concebir nuestra identidad profesional desde una perspectiva evolutiva, en la que aprendemos a través del ensayo y el error.

 

Cuanto más repetimos frases como “yo soy así”, o “esa es mi forma de ser”, menos espacio dejamos para nuestro desarrollo. Pasemos pues del “yo soy así” al “también puedo ser así”, abracemos otros “yoes” porque esto no nos hará perder nuestra esencia, nuestra identidad. Y, sobre todo, no asumamos que no podemos cambiar determinados aspectos de nuestras vidas sin haberlo intentado antes.

Por un mes y un año lleno de momentos henko.