Si cada uno de nosotros hiciera una lista con los mejores equipos de la historia del deporte, el denominado Dream Team seguramente aparecería en cada una de ellas. El equipo estadounidense asombró al mundo entero en los Juegos Olímpicos de Barcelona ’92 con un plantel de estrellas que por primera vez jugaban juntos y ofreciendo un espectáculo único en cada una de sus victorias apabullantes y dejando multitud de anécdotas para el recuerdo.

Cuando tenemos mucho talento en nuestro equipo, no es extraño que surjan fricciones entre sus miembros. Por ello resulta interesante desgranar las claves que llevaron al equipo estadounidense a superar sus fricciones y a convertirse en el primer súperequipo de la historia.

1) Corrige la actitud de la oveja negra

En la mayoría de organizaciones es fácil encontrar a personas con comportamientos tóxicos que afectan al grupo. En el caso del Dream Team, esta persona fue Charles Barkley. Al comienzo del campeonato Barkley llevó a cabo varios actos de indisciplina que fueron rápidamente cortados tanto por el cuerpo técnico como por sus propios compañeros, quienes no querían que nada afectase al desempeño y en especial a la imagen del equipo. Si abordamos los actos de indisciplina de manera rápida pidiendo un cambio de comportamiento, por duro que se nos haga, evitaremos que se convierta en un problema más grande que seguro se nos hará más duro aún abordar.

Charles Barkley Barcelona 92

 2) Descarta a los que no se adaptan

Una de las decisiones más duras del seleccionador fue la de no contar para los JJOO con el que había sido uno de los mejores bases de la temporada, Isiah Thomas, que además jugaba para él en los Detroit Pistons donde Daly era el primer entrenador. El cuerpo técnico, a petición de los jugadores encabezados por Jordan, decidió no contar con el base de los Detroit Pistons por el comportamiento agresivo que éste mostró durante la temporada. Desprenderse de un miembro de nuestro equipo puede ser muy costoso económica y emocionalmente. Anticiparse realizando un proceso de selección exhaustivo profundizando en la persona y en cómo sus valores conectan con los de la empresa será un tiempo bien invertido que nos ahorrará futuros malos tragos. Como bien dice mi querido Álvaro Merino, “los equipos no los forman los mejores, sino los más adecuados”.

Isiah-Thomas-and-Michael-Jordan

 3) Aparca sus diferencias

Uno de los mayores desafíos del Dream Team fue la gestión de la relación entre el entrenador y Michael Jordan. Chuck Daly, además de seleccionador estadounidense, como decíamos era el entrenador del archienemigo de Jordan y sus Bulls, los Detroit Pistons, conocidos en la época como los “Bad Boys” por su juego duro y quienes habían apeado a los Bulls de la lucha por el anillo en sucesivas ocasiones. Jordan y Daly tuvieron muchos desencuentros por la dureza que Daly exigía a sus jugadores cuando defendieran a Jordan.

Jordan y Daly supieron dejar de lado sus más que notables diferencias y se centraron en pensar en lo que les unía (pasar a la historia como el mejor equipo de baloncesto de todos los tiempos) en lugar de lo que les separaba (que era mucho). Hoy sabemos que lo consiguieron.

Chuck Daly and Michael Jordan

 4) Pon el foco en la humildad

Como preparación para los JJOO, Chuck Daly organizó un partido contra jugadores de la liga unversitaria (con unos jóvenes Grant Hill y Chris Webber, entre otros) que acabó siendo una cura de humildad al vencer los colegiales a las estrellas por 62-54.

Los jugadores del Dream Team reconocieron que se vieron superados por los jóvenes (Jordan jugó pocos minutos y acabó muy enfadado por la derrota). Semanas más tarde se volvieron a enfrentar y el Dream Team se vengó con una victoria aplastante.

Muchos años más tarde se supo que Daly había planeado todo para que el equipo perdiera el partido (desde los minutos que asignó a sus jugadores a la táctica que empleó) y sus estrellas se dieran cuenta de que pese a contar con los mejores 11 jugadores del mundo también podían perder en una competición internacional. Este toque de atención les hizo estar mucho más conectados y acabaron los JJOO invictos y ganando cada partido con una media de 43,8 puntos de diferencia. Si tienes que perder, hazlo lo antes posible, antes de que el precio de la derrota sea más caro.

5) Persigue la diversión y la mejora continua

Para el Dream Team americano ganar no era el objetivo en sí sino la consecuencia de su verdadero objetivo: disfrutar jugando cada partido. Si el equipo disfrutaba jugando, el resultado llegaría. Es más, no sabían hacerlo de otra manera. Y el siguiente partido debería ser mejor que el anterior. Poner el foco en la tarea y no en el objetivo final fue clave para que el equipo lograra el éxito y no se olvidara de disfrutar del camino.

6) Permite una rivalidad interna sana

Para muchos expertos el mejor partido de todos los tiempos no fue un partido oficial, ni siquiera un partido entre dos equipos distintos. El mejor partido de la historia para muchos fue el partidillo que los miembros del Dream Team jugaron entre sí en Montecarlo días antes del inicio de los JJOO. Lo que iba a ser un partido de entrenamiento se convirtió en un intenso duelo entre generaciones, en un Magic contra Jordan. El deseo de permanecer en la cima vs el deseo de llegar a ella.

Más allá de lo que sucedió en la pista de Montecarlo, donde saltaron chispas (el equipo de Jordan ganó y éste dijo su famosa frase “hay un nuevo sheriff en la ciudad” mirando a Magic y Bird), el partido demostró que las rivalidades sanas hacen mejores a los miembros del equipo (la rivalidad con Magic permitió a Jordan superar sus propios límites) y sirvió para que el Dream Team pasara de ser un grupo de jugadores con gran rivalidad a un grupo de amigos (todos se rieron recordando el partidillo y los piques que tuvieron). La risa es un gran medidor de la confianza que existe en un equipo. Los jugadores llegaron a Montecarlo como un conjunto de estrellas y después del partido subieron al avión y llegaron a Barcelona como un verdadero equipo de estrellas.

Aquí os dejo con el espectacular documento gráfico.

Feliz resto de semana,

Pedro Díaz Ridao

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