Has tenido una idea espectacular y a los pocos días o meses descubres que ya hay alguien haciendo lo mismo o algo parecido. ¿Abandonamos? Quizá todo lo contrario.

 En esta época en la que nos bombardean con información sobre emprendimiento por todos lados hay una pregunta para la que todavía no se ha encontrado respuesta: ¿qué factores hacen que un proyecto tenga éxito?

 Pues bien, parece que ya tenemos la respuesta.

 Tras apoyar la creación de cientos de empresas, Bill Gross, fundador de la incubadora Idealab, ha llevado a cabo un estudio para averiguar qué factores conducen al éxito y cuáles al fracaso. Los resultados han sorprendido a todos: el factor de éxito más importante no resultó ser la originalidad de la idea, las capacidades de los emprendedores, la ejecución del equipo, la calidad del modelo de negocio, o incluso el acceso a financiación. El factor nº 1 de éxito según el estudio de Gross es el timing. En concreto, el 42% de los proyectos exitosos lo fueron por haberse lanzado en el momento oportuno.

 Esto resulta especialmente curioso en un mundo en el que nos animan constantemente a ser líderes, no seguidores, a ser los primeros en todo, y a que parezca que no serlo es sinónimo de fracaso (término que dicho sea de paso no me gusta nada). Todo lo contrario. Además, es bueno fracasar rápido y barato, pero mejor aún es fracasar cuando trabajamos para otros; es mejor cometer errores cuando las consecuencias no sean tan negativas para nosotros. Y como veremos a continuación, la paciencia a menudo trae grandes recompensas.

this is good! entrepreneurs

¿Quién no se ha sentido así alguna vez? 🙂

Si nos fijamos bien, veremos cómo cada vez son más las empresas que alcanzaron el éxito precisamente por no ser las primeras, y lo lograron gracias a que otras abrieron el mercado (seguramente muchos estaréis pensando en Facebook…).

Cuantos más cambios hay en el mercado menos importa aquello de ser los primeros (first-mover advantage).

Por tanto, ser pioneros no siempre nos da una ventaja. La clave no es tanto ser el primero sino ser diferente y ser mejor que el resto.

 Aquí van cuatro razones apoyadas en estudios:

  • Tres de cada cuatro startups mueren por escalar demasiado rápido. En un mundo cada vez más complejo, resulta ingenuo pensar que el que llega primero es capaz de apañárselas bien solo (esto le pasa a las empresas pequeñas y a las grandes, y si no que se lo digan a Segway…).
  • Los pioneros corren el riesgo de tomar decisiones impulsivas. En cambio, los emprendedores con más aversión al riesgo son capaces de evaluar y esperar a la oportunidad idónea, equilibrando el riesgo antes de tomar una decisión. En próximos artículos, desmontaremos el mito de que a los emprendedores les gusta más el riesgo.
  • Cuando eres el primero en entrar a un mercado, no te queda otra que cometer todos los errores tú solo/a. Mientras, los que vienen por detrás pueden observar tranquilamente y aprender de tus errores. “Ser el primero es una táctica, no un objetivo”, señala Peter Thiel en De Cero a Uno (Thiel fue uno de los primeros inversores en Facebook).
  • Los que llegan después pueden observar los cambios del mercado y realizar cambios en función del feedback del consumidor. Y también pueden esperar a que el mercado esté listo. Esta lección la aprendió bien Nike cuando fracasó con el lanzamiento de la pulsera fuelband, al hacerlo en un momento en el que el mercado no estaba aún preparado y al haber lanzado un modelo más sofisticado de lo que estaba pidiendo el mercado (fitbit apostaría más tarde por la sencillez y fue un éxito total). También lo puso en práctica Warby Parker, una joven empresa social que supo esperar pacientemente a que Amazon y Zappos distribuyeran online masivamente y a que la gente se sintiera cómoda comprando por internet, para entonces lanzar su portal de venta de gafas online, al tratarse de artículos que hasta ahora no estábamos acostumbrados a comprar de forma online y había que crear esa cultura.

fitbit vs fuelband

Pero ojo, esto no quiere decir que ser los primeros sea malo. Es obvio que si siempre esperáramos, no se crearían nunca proyectos originales. Siempre hay alguien que tiene que ser el primero y a veces obtenemos recompensa. Por ejemplo, ser los primeros es muy importante cuando nuestro tipo de negocio incluye patentes. Pero en la mayoría de casos, nuestras posibilidades de éxito no serán mayores por ser los primeros, sino por aprovechar bien las circunstancias. Por tanto, no sirve de nada precipitarnos en sacar algo al mercado por miedo a que otros lo hagan antes. Si en lugar de ello “escuchamos” al mercado, a nuestros clientes potenciales, adaptaremos mejor nuestros servicios o productos y reduciremos nuestro margen de error.

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