En una entrevista reciente con Maverick Carter para Uninterrupted, programa co-creado por Lebron James en el que se muestra el lado menos conocido de los deportistas profesionales, el exjugador NBA Magic Johnson explicó de dónde surgió su deseo por convertirse en emprendedor y en empresario y cómo ha tenido que reinventarse para lograrlo.

En la entrevista, el presidente de Operaciones de Los Angeles Lakers y co-propietario del equipo de béisbol Los Angeles Dodgers dejó unas interesantes reflexiones sobre el desempeño profesional que me pareció interesante compartir en este blog. Estos son los mensajes que me resultan más poderosos:

  • Las rivalidades nos ayudan a contar una historia.

La histórica rivalidad entre Lakers y Celtics no solo ejemplificó la dicotomía Costa Este-Costa Oeste de los años 80, sino que aumentó el rendimiento deportivo de ambos equipos y se convirtió en un regalo para los aficionados al baloncesto de la época y ayudó a expandir la marca NBA en todo el mundo. Además, gracias a rivalidades como esta también ganó el propio país, ya que la generación que vivió esta rivalidad se convirtió en la precursora del famoso Dream Team, que cambiaría la historia del baloncesto moderno.

  • La autoevaluación es fundamental.

Para Magic, deberíamos recordarnos constantemente las cosas que podemos lograr y a la vez ser conscientes cuando no somos buenos en algo. «Yo siempre lo intento, pero cuando sé que no soy bueno en algo, no tengo problema en admitirlo y en hacer otra cosa». Ser nuestro fan número uno y a la vez nuestro principal crítico nos ayuda a evaluar tanto los fallos como los aciertos constantemente, convirtiéndonos así en aprendices ágiles y evitando la falacia del costo hundido de la que hablábamos en una entrada anterior.

  • El verdadero legado no está en la pista.

«Quiero que me recuerden como la persona que creó trabajos para los que viven en la América urbana». El deseo de Magic Johnson de ofrecer oportunidades para las minorías, y en especial para la comunidad afroamericana y latina, se ha convertido en el motor principal de su deseo de crecer profesionalmente. Cuando somos conscientes de que lo que hacemos está conectado directamente con otras personas, con mejorarles su calidad de vida, es más fácil encontrar la fuerza necesaria para persisitir en este maratón llamado emprendimiento. ¿Cómo mejora nuestro trabajo a los demás? ¿y cómo podemos hacer para que, con independencia de cuál sea nuestra profesión, esta ayude a más gente? ¿A qué personas/colectivos tenemos en nuestro foco de actuación y/o motivación? Si les ponemos cara a aquellos que están al otro lado, será más fácil vincularnos con el propósito. Por ejemplo, puede ser más fácil sentirse realizado trabajando para una ONG en el terreno que siendo el responsable de finanzas de la misma ONG y no pisar nunca el terreno, pero ambos roles son esenciales. Este segundo rol deberá tener presente cómo su trabajo impacta en las vidas de los beneficiarios para compensar esa lejanía respecto al usuario final, y este ejercicio seguramente le conecte con la verdadera esencia de lo que hace y en lo mucho que aporta.

  • Cuesta mucho derribar una barrera.

Con la adquisición del 5% de Los Angeles Lakers en 1994, Magic se convirtió en el primer propietario de la historia que pertenecía a una minoría racial. Tras su logro, muchos otros han seguido sus pasos, aunque todavía a un ritmo demasiado lento. Algo similar está sucediendo con la llegada de entrenadoras a la NBA, como en el caso de Becky Hamon. Aunque estas noticias son muy positivas, es responsabilidad de todos que se continúen los esfuerzos hasta alcanzar una diversidad e igualdad real. Como Pau Gasol mencionaba en su artículo para The Players Tribune, «no porque es lo que se espera, sino porque es lo que está bien».

El esfuerzo continuado de Magic Johnson por dejar un legado fuera de la cancha nos muestra que aunque se haya tenido éxito como deportista (o como estudiante, o en un trabajo anterior), las nuevas disciplinas requieren nuevas habilidades, no solo nueva motivación. Haber sido un gran baloncestista (o en cualquier otro trabajo) no garantiza nada si no se pone foco en las habilidades necesarias para los nuevos puestos que queremos desempeñar, que seguramente serán muy diferentes a las que nos ayudaron en el pasado.

Y tú y yo, ¿qué estaremos haciendo dentro de diez años?

El mayor obstáculo a nuestro éxito futuro es nuestro éxito pasado. 

Feliz resto de semana,

@pedrodridao

Accede al vídeo de la entrevista completa aquí: