Hace casi tres décadas salía a la luz el libro de Stephen Covey “Los siete hábitos de la gente altamente efectiva”, un manual indispensable para los que ayudamos a organizaciones y ejecutivos a maximizar su talento.

Puesto que todos perseguimos vivir plenamente y generar hábitos que nos hagan disfrutar del camino, esta semana os invito a mirar hacia el deporte (y los deportistas) y en concreto a tres hábitos que hacen a determinados deportistas mantener altísimos niveles de efectividad a lo largo de sus carreras profesionales, sin duda un buen espejo en el que mirarnos. No todos podemos vivir como un deportista profesional, pero todos podemos fomentar los hábitos que a ellos les funcionan…

1) Alimentan su curiosidad

He tenido la oportunidad de trabajar con deportistas de muchas disciplinas y una de las cosas que más me han sorprendido ha sido el enorme espíritu de aprendizaje que muchos mostraban. De hecho, algunas de las personas más lectoras que he conocido son o han sido deportistas profesionales. Otros ejemplos, como Pau Gasol, disfrutan no sólo leyendo (es un conocido amante de los libros) sino también escribiendo, como lo demuestran sus columnas en El País o Expansión. Si nos cuesta sacar tiempo para leer, una buena forma de encontrarlo es “obligándonos” a escribir. Un blog o un diario pueden ser nuestro mejor gancho para comprometernos con nuestro talento y seguir mejorando cada día. Escribir nos obligará a leer y leer nos aportará ese «punch» de inspiración para todo lo demás.

También podemos inspirarnos descubriendo lo que leen las personas a las que admiramos. He aquí un ejemplo con distintas personalidades de EEUU entre los que se encuentran deportistas como Stephen Curry.

  gasol libros

2) Se rodean de gente distinta a ellos y ven más allá de su deporte (y de su trabajo)

Incluso en el deporte profesional, donde parece fácil que los deportistas generen redes de contactos, no son pocos los que se arrepienten de haber centrado sus contactos en su propio deporte y no haberse abierto a las muchísimas personas de otras disciplinas (otros deportes, industrias…) que han pasado por sus vidas durante su etapa profesional. Los deportistas y las personas altamente efectivas generan conexiones con gente de sectores diversos pero también con gente que piensa diferente a ellas, y esto último es un verdadero reto para muchos…No sólo nos ayudará a ver el mundo con otros ojos, sino que nos enriquecerá profesionalmente, generará conversaciones sanas (evitaremos tener que estar hablando de trabajo todo el rato, por ejemplo) y quizá nos descubra otras pasiones que en el futuro podrán formar parte de nuestra vida profesional.

Gregg Popovich, entrenador de San Antonio Spurs solía decir lo siguiente: «Ganar no me define. Si gano un partido estoy bien. Si pierdo un partido me duele, pero en nada estoy bien. El partido no es tan importante». Viniendo de alguien apodado «el ogro» y que odia perder hasta en el trivial, se trata de un mensaje muy poderoso para esos momentos en los que cuesta ver más allá del trabajo…

3) Se reinventan constantemente

Si en un sector como el deportivo existen jugadores con la voluntad y humildad de hacer prácticas en el extranjero nada más terminar su carrera deportiva (así hizo Emilio Butragueño antes de volver al Real Madrid como ejecutivo) o de retomar sus estudios o aprovechar sus vacaciones para seguir formándose (como los casos de Piqué o el propio Gasol en Harvard como mencionábamos en este post), no resulta extraño pensar que es fundamental reinventarnos constantemente en un mundo cada vez más cambiante. Y más que una obligación en sí mismo, este espíritu de reinvención es a menudo la clave para que no perdamos nunca la chispa de la vida.

Como en el caso de mi querido Emilio Butragueño, a menudo es necesario irnos para regresar más fuertes e incluso comenzar desde abajo para llegar más alto.

Fomentar estos tres hábitos en nosotros nos aportará una mirada al presente. Pero además, inculcarlos en nuestros hijos desde pequeños les dará unas valiosísimas herramientas para el futuro.

Porque es más fácil educar a niños fuertes que reparar a adultos rotos…